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martes, 15 de junio de 2010

Negociando la integración económica con Brasil

Paulo Vilca.


Posted: 14 Jun 2010 12:52 PM PDT





El presidente ADEX le entregó al ministro de la Producción una serie de propuestas para impulsar diversos sectores productivos y entre las cuales figura gestionar el ingreso de los envíos de sardina peruana a Brasil. (Gestión, 14/06/2010) El presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX), Juan Varillas, se quejó públicamente de los obstáculos existentes al comercio con Brasil. Esta vez la advertencia fue motivada por un problema con la denominación de la sardina, anchoveta en realidad, que impidió a exportadores peruanos acceder al mercado brasileño. José Gonzáles, ministro de la Producción, se comprometió a que el Instituto Tecnológico Pesquero elabore un informe con el que después se negocie que Brasil reconozca a la anchoveta como “sardina peruana”. Nos parece bien que se atienda esta traba al comercio bilateral. Nos parecería mejor que el gobierno adopte una política más ambiciosa y proactiva para la integración económica entre Perú y Brasil.





Siempre ha sido absurdo que nuestro país básicamente ignore económicamente al gigante que tenemos al este. Lo es aún más ahora, ya que las principales economías desarrolladas tendrán que seguir lidiando, por años, con el exceso de gasto de familias, empresas y gobiernos. Algunas enfrentarán el envejecimiento de sus poblaciones para el que no se prepararon, lo que conllevará una restricción financiera aún mayor. Lo que es claro es que el Estado de bienestar, particularmente, tiene una enfermedad terminal. En ese contexto, tenemos que integrarnos a la “B” de “BRIC”, la inicial del nombre de un país que adoptó algunas reformas de mercado bajo el liderazgo de uno de los principales teóricos de la heterodoxia, y fue administrado responsablemente por la figura principal de una izquierda militante. Un país en el que, como en Colombia, las dos opciones electorales permiten abrigar fundadas esperanzas de progreso continuo.





A diferencia de nuestro país, el pívot de la integración al mundo de Brasil no ha sido el eje comercial. Brasil aún se da el lujo de sustituir importaciones. Su gobierno siempre ha operado con mucha eficacia cuando se trata de imponer barreras para-arancelarias, como en el caso reciente de la “sardina peruana”. Por ello, el gobierno peruano tiene que ser proactivo e inteligente. Brasil no liberalizará fácilmente las barreras al comercio con Perú (de manera integral, ambiciosa y previsible). Su relación con el Perú está sentada sobre empresas que han venido básicamente a buscar recursos naturales y construir, y nuestra legislación para captar inversión extranjera ya es bastante más liberal que la brasileña. Algunas de estas empresas brasileñas están acostumbradas a lidiar con un Estado mucho más intervencionista, por ello son reconocidas en casos de estudio de las principales maestrías de negocios como grandes buscadoras de rentas(”mercantilistas”). Quizás la manera de negociar con Brasil es hacer que sus empresas compitan con el piso parejo contra empresas nacionales y otras empresas internacionales. Que sus empresas tengan acceso al mercado peruano debería permitirnos negociar una integración más beneficiosa para ambas partes.